domingo, 19 de julio de 2015

Pío, pío, pío

Colima y su historia no dejan de sorprenderme. Cada día voy conociendo algo y aprendiendo más de este maravilloso Estado y de su gente que me ha acogido con tanto cariño.

Hay una canción que, siendo niña, cantaba en Venezuela, el país que me vio nacer y crecer, y decía así:

Los pollitos dicen
pío, pío, pío
Cuando tienen hambre
cuando tienen frío.

La gallina busca
el maíz y el trigo,
Les da su comida
y les presta abrigo.

Bajo sus dos alas
acurrucaditas
hasta el otro día
duermen los pollitos.

Leyendo el libro Gregorio Torres Quintero, su vida y su obra (1866-1934), del profesor Genaro Hernández Corona, para mi gran sorpresa, encontré que esta canción –originalmente escrita como poema, y que tanto creía yo que era de origen venezolano– salió de la pluma del profesor Torres Quintero.

El profesor Gregorio Torres Quintero ha traspasado fronteras. Muchas personas hemos vivido sus versos y éstos han marcado una etapa de nuestras vidas. Gracias a esta obra del profesor Genaro Hernández Corona, que hoy tengo en mis manos, he descubierto que esa sencillez caracterizó no solamente los poemas –y las prosas– del profesor Torres Quintero, sino a él mismo, haciéndole poseedor, aun a pesar de su muerte, de la admiración de muchos que le conocieron en persona o a través de su valioso trabajo.

En las páginas de este libro, el maestro Genaro Hernández Corona nos permite no sólo viajar por la vida y obra de Gregorio Torres Quintero, sino que nos hace partícipes de innumerables anécdotas que vivió el benemérito maestro colimense.

Según el profesor Hernández Corona, “como poeta, Torres Quintero pulsó la lira con delicada y fina inspiración, presentando en sus versos una fluidez sutil, melodiosa y cantarina”. He aquí otros poemas del profesor Torres Quintero que, seguramente, permanecen y seguirán en la mente y voz de muchas más generaciones de Colima y el mundo:

Entre el agua clara
que brota en la fuente
un lindo pescado
sale de repente.

–Lindo pescadito
¿no quieres venir
a jugar con mi aro?
¡Vamos al jardín!

–Yo vivo en el agua,
no puedo salir.
Mi madre me ha dicho
“¡no salgas de aquí!”

***

Arriba del cielo
está un ventanito
por donde se asoma
un niño chiquito.

Toronjil de plata
torre de marfil
¡arrullen al niño
que se va a dormir!

¡A las rorro niño,
a la rorrorró!
¡Duérmete mi niño!
¡Duérmete mi amor!

*Texto publicado en agosto de 2006.

http://www.elsoldemargarita.com.ve/posts/post/id:153913

http://www.elmundodesdecolima.mx/index.php/editorial/dalai-el-laden/item/11178-vereda-anonima
 

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