martes, 31 de marzo de 2015

Vuélvete el pecho al que llamo mío
y me volveré el pecho al que llamas tuyo
y respiraremos sin pensar en nada más
que volvernos lo que somos.

sábado, 28 de marzo de 2015

Parece adivinanza

Quiero una palabra que tenga que ver con

"lágrima",

que no sea

"lluvia",

y explíqueme usted por qué sólo puedo pensar en

"risa".

jueves, 26 de marzo de 2015

No soy napolitana, nunca he estado en Nápoles, pero cada una de sus canciones, cual pizza en mi boca, encuentra su lugar en mis venas.

Gracias por su tolerancia

-Buen día, a la orden. Buen día, a la orden. Buen día, a la orden.

No, no es un disco rayado. Soy yo, en mi trabajo. Me gusta la soledad, lo que más disfruto es estar en casa, pero no todo el trabajo puedo hacerlo desde el hogar, otra parte de mi trabajo debo hacerla fuera, lo que disfruto, ya que también me agrada relacionarme con las personas, sin embargo, cuando éstas no tienen la mínima idea de lo que significa el respeto, tengo que respirar muy, muy profundo para tolerar tanta grosería.

Vivo en una isla que depende del turismo. Hoy, debido a todos los problemas que ya sabemos, el turismo -sobre todo el internacional- está por el suelo.

Si estamos tan mal en tantos sentidos, creo que, con más razón, debemos esforzarnos para que en nuestra Isla de Margarita no falte la educación, el buen trato hacia los demás. Si entro a un establecimiento, saludo y no me "paran", ¿qué me espera si le pido ayuda a algún trabajador del mismo? Puro mal gesto, descuido, pura flojera, ni una sonrisa... ¿Así vamos a ganarnos a los pocos turistas que aún se atreven a visitarnos?
Y en el caso de mi trabajo, donde me toca estar en este otro lado, el de recibir al cliente, cuánta tristeza e impotencia he sentido al, siempre sonriente, saludar, poniéndome a la orden, para sólo recibir un completo silencio, ni una mirada, nada, como si yo no existiera.

¿Así de maleducados somos los margariteños? ¡No lo creo! ¿Entonces qué nos está pasando? Algunos podrán decir que esto se debe a, precisamente, todos los problemas del país que cada vez nos están ahogando más como sociedad. Otros podrán afirmar otra idea. Cada pensamiento se respeta; el mío es que nada, absolutamente nada justifica la falta de educación. Podré estar con mil problemas, pero si voy a ir de compras, ¿cómo voy a entrar a un local como si estuviera en mi casa, sin tomar en cuenta las normas básicas de educación? Y si me encuentro en mi trabajo, que sobrevive gracias a la atención al público, ¿cómo voy a ser una maleducada? Si no nos respetamos en esto, lo esencial en toda relación humana, ¿cómo vamos a respetarnos para escucharnos todos y trabajar juntos para mejorar como sociedad? ¿Aún creemos que un líder llegará y, mágicamente, solucionará todos nuestros problemas? ¡Por favor! Mejor, desde ya, empecemos a trabajar en nosotros mismos, ya que sólo así podremos llegar a convertirnos en una sociedad en la que todos (¡empezando por quienes residimos en ella!) deseemos estar.

Invitación:

¿A Usted también le preocupa la pérdida de valores en nuestro país? Mándenos su caso a ladendalal@hotmail.com. Por favor, no callemos, insistamos, porque mientras más conciencias despierten, más cerca estaremos de lograr el cambio para bien que tanto necesita nuestra querida Venezuela. ¡Gracias!

 http://www.elsoldemargarita.com.ve/posts/post/id:147929

 http://www.elmundodesdecolima.mx/index.php/editorial/dalai-el-laden/item/9199-vereda-anonima

miércoles, 25 de marzo de 2015

Sueño con decirte
amor
con mi sonrisa dándote la bienvenida.

Sueño con escribirte
amor
con el silencio amigo que nos aliente a un nuevo día.


Sueño con decirte
amor
cuando te entregues a cada canción vuelta mía y a ti dedicada.

Sueño con escribirte
amor
en una nota entre tus papeles que te sorprenda junto a la bonita mañana.

Sueño con decirte
amor.

Sueño con escribirte
amor.

Amor.

sábado, 21 de marzo de 2015

El jardín de yiddó

Hace casi un año escribí este texto que hoy regresó a mis manos. Volver a sentir lo que sentí al plasmarlo me lleva a compartirlo de nuevo. Gracias por leerlo.
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EL JARDÍN DE YIDDÓ

Qué tendrá este incienso, no lo sé, pero algo en él me hace revivir ese primer momento en que mis pasos se sintieron protegidos bajo la enramada de hojas de uva que, con tanto cariño, al igual que a las flores, frutas y verduras de su jardín, cuidaba yiddó (palabra árabe que en español significa “mi abuelito”).

Yo tenía cinco años. Empezaba el verano. Tanto a sittó (mi abuelita) como a yiddó los conocía por fotos y, al yo bajar del carro -después de más de una hora de camino, desde Beirut hasta el Valle del Bekaa- y verlos allí parados, en la entrada de su casa, corrí hasta llegar a ellos y abrazarlos como no recuerdo haber abrazado a nadie más en toda mi vida.

-¡Sabah il kháir! -con este efusivo “¡Buenos días!”, cada mañana yiddó saludaba a su “paraíso”, tal como él llamaba a su jardín.

Yiddó me decía que a las plantas hay que hablarles, cantarles, tratarlas con mucha ternura, porque son seres vivos que sienten todo. Me pedía que le acompañara a recoger los tomates, el perejil y los pepinos que había sembrado y que ya estaban listos para la ensalada que sittó prepararía para el almuerzo.

Verlo sonriente, con su manguera, con la tierra salpicándole el pantalón de vestir -cuyo ruedo, para no mojarlo del todo, él doblaba casi hasta la altura de sus rodillas-, sumado al reposo de la mariposa sobre la rama, al asomo de la lagartija entre las sillas, y a todo lo que él me iba contando, me hizo desde entonces desear alejarme de la ciudad y vivir en el campo.

-Algún gato travieso llegará y se comerá a los pollitos que hoy acaricias: es la ley de la naturaleza. A los animales también hay que cuidarlos, tratarlos con todo el amor -me decía mientras barría las hojas secas.

Yiddó tenía los ojos muy pequeños, tanto que poca gente ha de recordar su color; me gustaba observarlos hasta que, de repente, los abría más de lo normal y le regalaba a mis ojos su azul intenso.

No sé qué tendrá este incienso; será que su aroma me recuerda alguna de las tantas especias con las que mi mama -sí, así, en árabe, sin acento- condimenta el arroz con el que rellena las hojas de uva.

Ese verano y algunos otros siguientes veranos que tuve la fortuna de estar allí, en Ghaza, a yiddó también le acompañé a seleccionar las hojas de hierbabuena, los melocotones, las berenjenas, el cebollín, las peras, los garbanzos, las manzanas, los duraznos y las cerezas, para terminar los dos descansando bajo aquella enramada que nos regalaba su sombra y su paz.

Sittó dejó este mundo antes que él. Y hace cuatro veranos ya él tampoco estaba. Hace cuatro veranos ya yo sabía que no los iba a encontrar, sin embargo, me reconfortaba la esperanza de volver a respirar cada centímetro de su jardín. Pero hace cuatro veranos, al yo caminar rumbo a su casa, pasé de largo porque no la reconocí. El mismo azul de los ojos de yiddó, que cubría cada pared, se convirtió en costosas piedras blancas, frías. La tierra -que a tantos hizo latir- fue cambiada, en su totalidad, por cemento; el mismo cemento que acabó con la enramada, porque su sombra no alcanzaba a otro carro; el mismo cemento que mató hasta la última rosa.

No sé qué tendrá este incienso que me hizo volar a mis primeros pasos bajo las hojas de uva; no sé qué tendrá, pero algo en él me hizo seguir hasta llegar a ese instante, hace cuatro veranos, frente al ayer paraíso de yiddó convertido hoy en el recuerdo de uno de los momentos más tristes de mi vida.

http://www.elsoldemargarita.com.ve/posts/post/id:130420/El-jard%C3%ADn-de-yidd%C3%B3-

La poesía es mi té en mi lluvia

http://elsoldemargarita.com.ve/posts/post/id:147572

http://www.elmundodesdecolima.mx/index.php/editorial/dalai-el-laden/item/9081-vereda-anonima

jueves, 19 de marzo de 2015

La música tiene el poder de juntar los cuerpos, para hacerles descubrir lo más grande: que están llenos de la misma alma.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Cuando mis mejillas no saben de lágrimas,
el cielo llora.
La felicidad y las manos no se llevan. No le demos más vueltas: si escribimos es por dolor, con dolor, para el dolor que sólo puede causar tanto amor.
No sé esconder lo que no digo,
no sé esconder lo que no escribo
porque mi silencio dice más.

lunes, 9 de marzo de 2015

Por nuestro idioma español

Hace once años, como parte de la columna “Letras desde Colima” (que, en los periódicos El Mundo desde Colima y Sol de Margarita, a su servidora le hacían el favor de publicar), empezó a aparecer una sección que no sé si usted, querido lector, recordará: “¿Cómo se dice? ¿Cómo se escribe?”.

Mientras más pasan los años, más se intensifica mi interés por nuestro hermoso idioma español; mientras más pasan los años, más se intensifica mi preocupación por su presente y, sobre todo, por su futuro. Hoy, a millones les parece “normal” leer una palabra mal escrita. Afortunadamente, a otros millones no nos parece ni nos parecerá jamás “normal” el daño a nuestro idioma.

Afortunadamente, estos otros millones nos preocupamos y –lo más importante- nos ocupamos en intentar salvar nuestro lenguaje. ¿Y cómo se intenta no dañarlo más de lo que ya está? He aquí la respuesta: trabajando, día a día, en escribir –y hablar, obviamente- lo mejor posible. ¿Y cómo se logra? Leyendo, consultando el diccionario, escribiendo, leyendo, escribiendo, consultando el diccionario… y así interminablemente. ¿Y vale la pena? Afortunadamente, estos otros millones creemos que sí lo vale, y mucho, muchísimo.

En Facebook, su servidora cuenta con la página “Correctora de estilo Isla de Margarita”, en la que, además de la sección “¿Cómo se dice? ¿Cómo se escribe?”, se presentan –mediante imágenes obtenidas de la Internet- los errores más comunes con sus propuestas de corrección.

El Español es parte de lo que somos, por lo que, por respeto a él -y a nosotros mismos- y porque el conocimiento es interminable, en esta página nuestro objetivo es que juntos aprendamos, para que así, entre todos, podamos trabajar en no hundirlo más de lo que ya está. Ayer lo dije, hoy lo digo y siempre lo diré: estoy siempre a la orden para responder dudas o preguntas relacionadas con el uso correcto de nuestro idioma. Si usted, quien amablemente está leyendo estas líneas, tiene Facebook y le interesa que trabajemos juntos en esta tarea, será un placer recibirlo y atenderlo en esta página.

Aprovecho la oportunidad para también invitarle a usted, quien amablemente continúa leyendo estas líneas, a formar parte de un taller de escritura libre, en el que -de manera práctica y entretenida- leeríamos, revisaríamos y mejoraríamos juntos nuestros propios textos, atendiendo la ortografía, la redacción y mucho, mucho más. Además de este taller presencial, estoy a la orden para impartir, a distancia, cursos con el fin de mejorar nuestra escritura en español.

Y si usted quisiera hacerme llegar –a la dirección electrónica ladendalal@hotmail.com- alguna duda o pregunta, responderle sería un gran gusto para mí. De corazón, gracias por su amable atención. Reciba mi abrazo sincero.

 http://www.elsoldemargarita.com.ve/posts/post/id:147197

 http://www.elmundodesdecolima.mx/index.php/editorial/dalai-el-laden/item/8967-vereda-anonima

sábado, 7 de marzo de 2015

Para saberme viva

 http://www.elsoldemargarita.com.ve/posts/post/id:146778

http://www.elmundodesdecolima.mx/index.php/editorial/dalai-el-laden/item/8853-vereda-anonima

viernes, 6 de marzo de 2015

Mi mejor palabra no es la que pronuncio, no es la que escribo, sino la que llega con mi beso.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Tengo casi dos meses sin consumir huevos, leche ni sus derivados. Además de que me he sentido muy bien físicamente y emocionalmente, en el examen de sangre (perfil 20) me salió todo excelente.

Sin duda, mientras me siga sintiendo como me siento y los resultados indiquen que voy bien, seguiré con esta dieta vegana, la que -no sé mañana, pero hoy puedo decirlo- ¡recomiendo ampliamente!

martes, 3 de marzo de 2015

Leo para recordar de qué está hecho mi corazón.
Escribimos gracias a las tristezas; escribirlas y compartirlas sirve, ya que es lo que nos permite sobrevivir.

Apuesto diez alegrías

 http://www.elsoldemargarita.com.ve/posts/post/id:146439

http://www.elmundodesdecolima.mx/index.php/editorial/dalai-el-laden/item/8723-vereda-anonima