jueves, 30 de julio de 2015

Las palabras no sirven para nada
si no llegan a los ojos a los que tienen que llegar,
por esto mi pluma solo descansa
para cerrar mis ojos
porque,
al cerrarlos,
ella,
mi pluma,
con su magia,
vuela,
aterriza mis palabras en tus ojos
y vuelve a mi mano,
aléntadome a seguir escribiendo hasta que
ella,
mi pluma,
con su magia,
aterrice en mis ojos el día en que tus ojos
se conviertan en mi hogar.

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