Pongo la tetera.
Desde mi mesa alcanzo a ver el mismo perro
corriendo en la montaña:
lo acaban de soltar.
Parece que volverá a llover,
amenaza mi silla
y me siento como si me acabaran de amarrar a ella.
Mi hijita de dos años dice
Sol, no hay...
Me enternece su casi llanto y que hable español.
He aprendido a sonreír en invierno;
a este asegurarme de que las tardes no pasan
a la vez de hacer lo que el tiempo permite.
El perro sigue sin parar;
la distancia no me deja asegurarlo,
pero quiero escribir que sonríe.
"No hay Sol, Dalal"...
se me aguan los ojos.
Tomaré té.
21/01/2024.
https://youtu.be/9iEuhNUBUas?si=-lLUKrK-htW9WxRS