sábado, 18 de julio de 2015

Hace mucho perdí incontables amadas páginas que, antes de ese hace mucho, nunca siquiera imaginé la posibilidad de que algún día pudiera perderlas. Mientras les lloraba, escribía y escribía nuevas páginas, cierto, llenas de dolor, pero también de alegría. Hoy no comprendo en qué momento ha pasado todo ese hace mucho que me parece que fue ayer. Hoy pareciera que esas mismas páginas perdidas, tan queridas, desde donde se encuentren, se propusieron aterrizar aquí, sobre mi mesa, para recordarme que tal como ellas es la vida misma, esta vida que nos recuerda que, tal como ella, para poder seguir, todo tiene que decir adiós, para, precisamente, volver a saludar, así sea sólo para escucharnos afirmar, frente a nuevas páginas queridas, que lo único cierto en esta vida es que, así como cada página amada perdida, el tiempo se nos va.

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