jueves, 26 de octubre de 2017

También me siento sola

Hay tanto silencio entre el motor de este aire que intenta enfriar;
tanto silencio entre la risa de este niño del vecino;
tanto silencio entre la tecla y esta otra tecla; 
tanto silencio entre el canto de este
bajar y subir y bajar
de este ascensor que traspasa los ladrillos
de este -mi- cuarto;
tanto silencio entre el llanto de esta perra
en este cercano terreno,
hambrienta,
que amamanta;
tanto,
tanto silencio que sabe que sólo se irá
cuando tu boca y mi boca,
esto es
tu lengua y mi lengua,
reconozcan su lugar.




sábado, 21 de octubre de 2017

jueves, 19 de octubre de 2017

Ungüento para el alma*


Para Ali El Laden Mourad, mi querido papá. Feliz cumpleaños. Te amo.


Caminar por la playa con mi papá es de los momentos que más disfruto, y cada vez que lo acompaño doy gracias a la vida por tan maravilloso regalo. Desde que iniciamos nuestro trayecto hasta que lo finalizamos, la lengua no nos para. Ninguna hora (lo que dura nuestro recorrido) es predecible; una puede ser toda risa (le encanta contar chistes), y otra puede resultar una mezcla de sentimientos que yo no sabría cómo describir.
Ayer, lunes, llegamos un poco más tarde de lo acostumbrado (las sábanas de un domingo relajado no querían soltarnos), pero el sol -que ya quemaba- no nos desanimó. Calentamos un poco nuestros huesos antes de iniciar la marcha y, al saludar los primeros pasos, una vecina voz femenina deseó haber ganado la lotería, lo que bastó para que mi papá recordara una de esas historias que renuevan los corazones.
Hace más o menos unos cuatro veranos, en una ciudad libanesa, el dueño de un puesto (que aquí, en Venezuela, conocemos como quiosco) en el que vendía periódicos, revistas y billetes de lotería, cada día, muy temprano, recibía a uno de sus mejores clientes que, sin falta, le compraba uno de estos últimos. Una mañana no llegó, y el comerciante, sin dudar, escogió uno y se lo guardó. A la mañana siguiente tampoco apareció y el billete seguía, intacto, en el bolsillo de su pantalón, sin embargo, pronto tuvo que tomarlo para revisarlo y confirmó que había resultado ganador.
Al amanecer, su amigo por fin aterrizó en el quiosco y explicó que una emergencia familiar lo alejó de casa. El vendedor, rozando el billete, callaba, le escuchaba; al darle la gran noticia se abrazaron y las lágrimas de ambos no tardaron en asomarse. Su cliente no podía dejar de pensar que, con el fin de que se quedara con el premio, su compañero fácilmente hubiera podido decir que era su billete; no podía dejar de pensar y pensar en eso, quedando literalmente paralizado ante tanta sinceridad; al recibir el dinero, le entregó una gran parte. La noticia sobrepasó las fronteras.
Cuando mi papá terminó de narrarme lo sucedido, quedé sin palabras (¡y qué podía, qué puedo decir ante tanta limpidez!). El mundo está tan contaminado, hay tanto odio, tantas injusticias, tanta envidia, tanta violencia, tantas divisiones, tantas guerras, tanto, tanto, tanto de todo lo malo, que esto se convierte en algo más que una tregua; en algo más que una historia que nos llena de esperanza al demostrarnos que aún hay gente buena; en algo más que un bonito y ejemplar relato; ¡se convierte en un verdadero ungüento para el alma!

*Escrito en Porlamar, el 18 de octubre de 2012.

http://www.elsoldemargarita.com.ve/posts/post/id:198544

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martes, 17 de octubre de 2017

El protagonista

https://www.facebook.com/El-Comentario-Semanal-276459259046405/?hc_ref=ARRhRJWIQdUhgRkmYSRHfRrpAZ2jxMv1Fqu-rtYR7eMLOEc-yxuGMCGRv2usTaxtgrc




"El Mono que quiso ser escritor satírico"

De antemano, gracias por leer “El Mono que quiso ser escritor satírico”, del libro "La Oveja Negra y demás fábulas", de Augusto Monterroso (Tegucigalpa, 1921 – Ciudad de México, 2003), el gran maestro del relato corto:
En la selva vivía una vez un Mono que quiso ser escritor satírico.
Estudió mucho, pero pronto se dio cuenta de que para ser escritor satírico le faltaba conocer a la gente y se aplicó a visitar a todos y a ir a los cocteles y a observarlos por el rabo del ojo mientras estaban distraídos con la copa en la mano.
Como era de veras gracioso y sus ágiles piruetas entretenían a los otros animales, en cualquier parte era bien recibido y él perfeccionó el arte de ser mejor recibido aún.
 No había quien no se encantara con su conversación y cuando llegaba era agasajado con júbilo tanto por las Monas como por los esposos de las Monas y por los demás habitantes de la Selva, ante los cuales, por contrarios que fueran a él en política internacional, nacional o doméstica, se mostraba invariablemente comprensivo; siempre, claro, con el ánimo de investigar a fondo la naturaleza humana y poder retratarla en sus sátiras.
Así llegó el momento en que entre los animales era el más experto conocedor de la naturaleza humana, sin que se le escapara nada.
Entonces, un día dijo voy a escribir en contra de los ladrones, y se fijó en la Urraca, y principió a hacerlo con entusiasmo y gozaba y se reía y se encaramaba de placer a los árboles por las cosas que se le ocurrían acerca de la Urraca; pero de repente reflexionó que entre los animales de sociedad que lo agasajaban había muchas Urracas y especialmente una, y que se iban a ver retratadas en su sátira, por suave que la escribiera, y desistió de hacerlo.
Después quiso escribir sobre los oportunistas, y puso el ojo en la Serpiente, quien por diferentes medios auxiliares en realidad de su arte adulatorio lograba siempre conservar, o sustituir, mejorándolos, sus cargos; pero varias Serpientes amigas suyas, y especialmente una, se sentirían aludidas, y desistió de hacerlo.
Después deseó satirizar a los laboriosos compulsivos y se detuvo en la Abeja, que trabajaba estúpidamente sin saber para qué ni para quién; pero por miedo de que sus amigos de este género, y especialmente uno, se ofendieran, terminó comparándola favorablemente con la Cigarra, que, egoísta, no hacía más que cantar y cantar dándoselas de poeta, y desistió de hacerlo.
Después se le ocurrió escribir contra la promiscuidad sexual y enfiló su sátira contra las Gallinas adúlteras que andaban todo el día inquietas en busca de Gallitos; pero tantas de éstas lo habían recibido que temió lastimarlas, y desistió de hacerlo.
Finalmente, elaboró una lista completa de las debilidades y los defectos humanos y no encontró contra quién dirigir sus baterías, pues todos estaban en los amigos que compartían su mesa y en él mismo.
En ese momento renunció a ser escritor satírico y le empezó a dar por la Mística y el Amor y esas cosas; pero a raíz de eso, ya se sabe cómo es la gente, todos dijeron que se había vuelto loco y ya no lo recibieron tan bien ni con tanto gusto.

http://www.elsoldemargarita.com.ve/posts/post/id:198085

http://elmundodesdecolima.mx/…/da…/item/23877-vereda-anonima




viernes, 13 de octubre de 2017

Libros a la venta, gracias a Producciones Vavos: 

-Hasta donde me permita la vida (ensayos y relatos).

-Bekaa: más de un valle (crónicas).


-Palabras en el blanco mismo (poemario).







miércoles, 11 de octubre de 2017

Lo bueno de vivir sin electricidad... Hecho en Venezuela

https://www.facebook.com/El-Comentario-Semanal-276459259046405/?hc_ref=ARR6vermubt3KbrlTGPJcE3ZSK2QyZiNjHT-lSNqzn43uXlKapC5_sgmjrsFLGeu_k8