Me gusta pensar que llegarás a mí como la brisa que,
sin esfuerzo,
deja de lado mi cortina.
Me gusta pensar que llegarás a mí como la melodía que,
sin palabras,
deja de lado mi cuaderno.
Me gusta pensar que llegarás a mí
y que desde ese día tu voz será el poema que,
muchas veces como hoy,
en cama,
no me sale.
Me gusta pensar que llegarás a mí
y que desde ese día tu camisa dejará de lado mis sábanas,
porque solo ella será mi calor.
sin esfuerzo,
deja de lado mi cortina.
Me gusta pensar que llegarás a mí como la melodía que,
sin palabras,
deja de lado mi cuaderno.
Me gusta pensar que llegarás a mí
y que desde ese día tu voz será el poema que,
muchas veces como hoy,
en cama,
no me sale.
Me gusta pensar que llegarás a mí
y que desde ese día tu camisa dejará de lado mis sábanas,
porque solo ella será mi calor.
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