Hay palabras que no se pronuncian porque solo pertenecen a estos
-nuestros- labios. Hay palabras que no se escriben porque solo
pertenecen a estas -nuestras- manos. Así son estas palabras a las que,
sin reclamos, aceptamos porque son palabras que han nacido para ser
testigos de estas -nuestras- lágrimas que, como no han podido pertenecer
solo a estos -nuestros- ojos, bajan justo a estos -nuestros- labios,
pero bajan muy tranquilas porque saben que justo estas -nuestras- manos
son las que las secarán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario