miércoles, 27 de julio de 2022

Para Delfina

Nos conocimos en 2004. Su servidora empezaba a publicar en el periódico Sol de Margarita. De los primeros relatos que aparecieron, uno trataba de una bailarina y su enfermedad que le impedía seguir. Una lectora, muy gentil, desde la isla, me escribió preocupada, dándome ánimo; pensó que la historia era real, que yo era aquella artista. 

     Desde ese correo electrónico fuimos inseparables. Todas las tardes posibles tomábamos café juntas, la mayoría de las veces en la tienda de mi papá. Convérsabamos de todo y nuestro tema preferido era la literatura: me sentía comprendida, afortunada, feliz por tener en mi vida a alguien que entendía mi emoción al hablar, por ejemplo, de Orhan Pamuk.

     A principios de 2018 llegué a Líbano y, aunque no con bastante frecuencia, seguíamos en contacto, hasta los primeros meses de 2020, cuando perdimos todo tipo de comunicación, ya que de repente mi WhatsApp (hasta ese momento aún con el número de Venezuela) se cerró y coincidió con su mundanza a España (su país natal) y también pérdida de teléfono.

     Le he enviado correos electrónicos que me son devueltos, lo que es muy extraño, ya que, por su profesión, solía estar al tanto de sus mensajes. No hay un día en que no piense en ella, hasta la he soñado; le pido a Dios que me permita volver a escuchar su voz. 

     Delfina Pérez de Abrantes, por favor, si lees esto, escríbeme. Ella es una abogada muy reconocida; si alguien tiene alguna información, se lo agradeceré infinitamente.

     Te extraño mucho, amiga.

     Zahle, 27 de julio de 2022.


https://elsoldemargarita.com.ve/posts/post/id:245545




No hay comentarios:

Publicar un comentario