viernes, 17 de marzo de 2017

El náhuatl es una lengua, no un dialecto

Hace justamente cinco años conocí a un joven profesor de inglés. En ese tiempo, yo recién empezaba a asistir al Seminario de Lengua y Cultura Náhuatl que imparte el Doctor Patrick Johansson Keraudren, en la Universidad de Colima. Durante esos días de seminario, me tocó ir a la presentación de uno de los libros del Doctor Miguel León-Portilla, quien, con el corazón en la mano, nos pidió que cada vez que escucháramos a alguien decir -y muchas veces con aire de inferioridad, como el caso del joven profesor- que el náhuatl no es una lengua, sino un dialecto, que, por favor, todos hiciéramos lo posible para hacerle ver a esa persona, para hacerle ver al mundo, el error en el que están, ya que, contrario a lo que muchos piensan, sí es una lengua, una lengua que tiene historia, literatura, y de la que todos nos debemos sentir orgullosos.
Tras haberme preguntado para qué quería aprender a hablar un “dialecto” y repetirme una y otra vez que, por esto de la “globalización”, es más importante y necesario saber inglés, detallé el físico del profesor y no podía entender cómo alguien con rasgos indígenas tan marcados menospreciara acremente lo suyo.
Se veía enojado. Saberme interesada en el náhuatl pareció incomodarle e hizo todo lo posible para, según dijo, sacarme de mi errónea creencia. Dejándome sola por unos minutos, se dirigió a una biblioteca que estaba a pocos pasos de nosotros, regresando con un pesado libro entre sus manos y pidiéndome que leyera unas confusas líneas del mismo en las que, aseguró, se “aclaraba” que el náhuatl es un dialecto y que todos los que nos atrevemos a denominarle lengua -palabras más, palabras menos- somos unos ignorantes que no queremos ver las cosas como son. El texto no decía lo que él afirmaba, sin embargo, no cesaba de darme su interpretación.
El náhuatl (“palabra armoniosa que agrada al oído”), según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), es la “lengua principal de los indios mexicanos, perteneciente a la familia lingüística utoazteca”, dándole “forma escrita los misioneros españoles (sirviéndose de caracteres latinos)”. En español contamos con “gran número de palabras de la lengua náhuatl o azteca, como camote, cacao, chocolate, tiza, aguacate, chile, tomate”, entre muchas otras. Según el Doctor León-Portilla, esta lengua es hablada por dos millones y medio de personas (desde el norte de México hasta Centroamérica).
Por otra parte, el DRAE señala que “en lingüística cualquier lengua con relación a otras que, con ella, derivan del tronco común: el italiano es uno de los dialectos que se derivaron del latín común”, es un dialecto; en otras palabras, se le denomina así a “cada una de las variedades regionales de un idioma, que tiene cierto número de accidentes propios”. En España, por ejemplo, se consideran dialectos del catalán al valenciano y al mallorquín. En el caso de México, específicamente del náhuatl, esta lengua también tiene sus variantes dialectales (por ejemplo, en la costa de Michoacán hablan náhual, mientras que en la Sierra Norte de Puebla predomina el náhuat).
El Maestro José G. Moreno de Alba -quien ha sido director de la Biblioteca Nacional de México, investigador nacional y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, y quien además es autor de varios libros y numerosos artículos sobre temas de filología y lingüística-, en el apartado Dialecto y lengua, de su libro "Minucias del lenguaje", afirma que debemos “referirnos al náhuatl, al zapoteco, al mixteco o al maya como lenguas y no como dialectos, a no ser que precisamente estemos haciendo alusión a las variedades internas de cada uno de esos sistemas lingüísticos”.
Don Ramón Lorenzo Baltasar y su joven compañero Miguel Esteban Flores (Miguelito) son de Tlacuilotepec (“en el cerro escrito o pintado”, en náhuatl), una comunidad ubicada en la Sierra Norte de Puebla. Llegaron a Colima hace quince días en un camión en el que también comen y duermen, mismo que descansa en la carretera a Comala, entre una gran variedad de hermosas artesanías que, en su mayoría, compran en Veracruz. Estiman quedarse una semana más para luego dirigirse a Guadalajara.
Desde niño, don Ramón habló la variante dialectal náhuat, de la que se siente orgulloso, y no titubea al decir que “es muy bonito saber hablarla, para que no se pierda”. En sus ratos libres se la enseña a Miguelito. A pesar de que los papás de este último también la hablan, los niños de Tlacuilotepec ya casi no lo hacen, ya que en las escuelas le están dando más importancia al español, usando libros de texto en este último idioma. A Miguelito le gustaría seguir aprendiéndola para poder comunicarse bien con sus siete hermanos y con sus amigos.
Tristemente, en repetidas ocasiones, por miedo a recibir algún rechazo, don Ramón ha tenido que dejar de hablar náhuat. Hace unos meses, por ejemplo, un señor que había pasado a ver las artesanías, tras escuchar a don Ramón y sus compañeros, se molestó y les acusó de que seguramente estaban hablando mal de él, exigiéndoles que se comunicaran en español. “No en cualquier lugar podemos hablar en nuestro dialecto, muchas veces, para que el cliente no se sienta mal, para que no se vaya a ofender, para no causar problemas, usamos el español; es pura ignorancia de su parte porque en lugar de que nos digan ‘enséñenme’ se sienten ofendidos si no nos entienden”.
Con una incipiente sonrisa, don Ramón recuerda a un estudiante que conoció en Tamaulipas, quien le hizo preguntas sobre el náhuat y le quedó muy agradecido por su enseñanza.
Ahora, al recapacitar en lo que sucedió con el profesor de inglés, en las palabras de don Ramón y Miguelito, el deseo de seguir el consejo del Doctor Miguel León-Portilla es más y más ferviente. Desde aquí, con mucho optimismo, me atrevo a decirle al Doctor que cada vez somos más los que nos esforzamos por que el mundo esté consciente de que el náhuatl es una lengua. Y, con aún más optimismo, también me atrevo a decirle que entre todos lograremos que ésta siempre siga viva, que nunca muera.
Comala, Colima, junio de 2010.

*"El náhuatl es una lengua, no un dialecto" aparece en el libro De aquí y de allá, de su servidora.

Don Ramón y Miguelito.

  Con el Doctor Miguel León-Portilla.


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