Muchas noches deseo ser música,
para tocarte hasta la tristeza
que me toca
al pararme junto a mi ventana que,
en un recuerdo,
me toca tu beso desde esta calle frente a mi piso,
tu beso de hasta siempre que tocaba las hojas de este árbol de esta calle;
hojas bondadosas que al aire entregaban tu beso
que con el aire subía hasta mi piso,
hasta llegar a mis labios junto a mi ventana
que ahora toca la tristeza
de no tenerte aquí.