jueves, 21 de enero de 2016

Poesía árabe del período abasida

Abbas, yo quisiera que fueras mi camisa
Pegada a mi cuerpo; o yo ser tu blusa.
O que ambos estuviéramos en una copa
Tú como vino, yo como agua de lluvia.
O que fuéramos dos pájaros amantes
Que viven, solos, en el desierto.
No personas.
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Tú nunca has sufrido de verdad, o probado
La angustia del insomnio.
Soy yo el que no puede dormir,
Y mientras vivo, no puedo detener
Las lágrimas que manan de mis ojos.
Te burlas de mí cuando te hablo
Pero los amantes que recitan mis versos
Tienen éxito. Así me he convertido
En el pabilo de una vela
Destinado a iluminar la habitación
Para otro hombre
Mientras me abraso afuera en el aire enrarecido.
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      “De una riqueza extraordinaria, la poesía árabe abunda en nombres de poetas de una excelente calidad a lo largo de toda su historia. Desde sus orígenes, a partir del siglo V y hasta la aparición del profeta Mahoma en 612, sus poetas fueron cantores y cronistas que reseñaron los avatares de una vida inestable signada por las continuas guerras tribales. Con el surgimiento de Mahoma se funda no sólo una religión unitaria sino que se consolida también una sociedad y una cultura que unifica todas las tribus y comienza una era de prosperidad bajo el imperio de los Umayad (desde el 622, principio de la Hégira y la época musulmana) que extiende las fronteras de dicho imperio casi desde la India hasta la península ibérica y el norte de África). Época de florecimiento de las artes y la poesía que se continuará y refinará con la suplantación de los Umayad por los Abasidas hacia el 750 (…) ABBAS IBN AL-AHNAF, nacido alrededor de 750 y muerto probablemente en el 808, fue hijo de una familia árabe de la tribu de los Hanifa residenciada en el Korasán, mitad árabe propiamente dicha y mitad persa. Se dice que era liberal, generoso y de buen talante y un magnífico conversador. ‘Cuando hablaba no queríamos que parara nunca’, relata un sobrino. Se cuenta que el visir de Harún al-Rachid mandó a llamar al poeta para intentar reconciliar al califa y a su concubina favorita que habían llegado al término en que no se podían ni ver. Abbas ibn al-Ahnaf escribió un grupo de poemas que les entregó a ambos para que leyeran juntos. Después de la lectura, la concubina accedió a continuar la relación con el califa a condición de que se le pagara a al-Ahnaf. Éste fue pródigamente reconocido por el califa, por la concubina y por el visir (…) Su poesía está dedicada fundamentalmente al amor a secas, al amor sensual. En un tono intimista, el poeta dibuja sus escenas con gracia y delicadeza y en un estilo que marcaría época y sería tomado como ejemplo por sus sucesores” (este texto, de Gabriel Rodríguez, aparece en la presentación del libro Tres poetas árabes del período abasida, publicado, en 2008, por la editorial El perro y la rana, dentro de su colección Poesía del Mundo).
      La próxima semana compartiremos parte de la vida y obra de Abdulah ibn al-Mu’taz, quien vivió entre 861 y 908. Gracias por formar parte de este espacio. Que viva la poesía.

http://www.elsoldemargarita.com.ve/posts/post/id:162628

http://www.elmundodesdecolima.mx/index.php/editorial/dalai-el-laden/item/14358-vereda-anónima


 

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