Abro mi vieja maletita. Guardo este cuaderno que ayer me dijo adiós. Lo
dejo allí. Mas no me voy. Uno por uno, tomo, hojeo, me detengo en las
tantas páginas de mis tantos acabados cuadernos... de un largo ayer. No
quiero y quiero seguir leyendo. Pero mi cansado día me hace cerrar mi
vieja maletita. Y llego aquí. Sobre mi cama. Y escribo aquí. En esta
primera página de mi nuevo cuaderno, bautizándolo con la primera
lágrima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario