viernes, 13 de febrero de 2015

Abro mi vieja maletita. Guardo este cuaderno que ayer me dijo adiós. Lo dejo allí. Mas no me voy. Uno por uno, tomo, hojeo, me detengo en las tantas páginas de mis tantos acabados cuadernos... de un largo ayer. No quiero y quiero seguir leyendo. Pero mi cansado día me hace cerrar mi vieja maletita. Y llego aquí. Sobre mi cama. Y escribo aquí. En esta primera página de mi nuevo cuaderno, bautizándolo con la primera lágrima.

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