lunes, 20 de junio de 2016

Llegando a casa

Mi cuerpo reclama aún no haberlo liberado del vestido
mientras sigo aquí en mi cama.
Mi cabello reclama aún no haberlo liberado de la trenza
mientras sigo aquí en mi cama.
Mis labios reclaman aún no haberlos liberado del labial
mientras sigo aquí en mi cama.
Mi vientre reclama aún no tener en él tu mano
mientras sigo aquí en mi cama
queriendo retomar mi fuerza
para pararme,
liberarme del
vestido,
de la trenza
y del labial,
fuerza que
-imaginando que es tu mano la que toca-
ahora,
al yo tocar mi vientre,
retoma su andar al sentir en él tu llama que
-ahora sin vestido,
sin trenza
y sin labial-
me regresa a la cama
y te llama.

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