jueves, 19 de mayo de 2016

¿Qué idioma hablamos: español o castellano?

Nuestro idioma está lleno de tanta riqueza que basta con mencionar una palabra de nuestro diccionario para deleitarnos al reflexionar sobre su origen, uso y significado. Existe un sinnúmero de términos que se emplean –de manera oral o escrita– en la vida diaria y sobre los que, en más de una ocasión, se presentan inquietudes en cuanto a su adecuado manejo. Justamente una de las dudas que nos llega tiene que ver con el origen de nuestra lengua, es decir, en saber qué es lo realmente hablamos: ¿español o castellano?
      En su libro "Minucias del lenguaje", el Doctor José Guadalupe Moreno de Alba, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, nos plantea la siguiente interrogante: “¿Hablamos español o castellano?”. En este apartado, el autor nos explica las razones por las que tenemos que considerar que nuestro idioma es el español. Expone que, en algunos países sudamericanos, quizá como restos de una actitud nacionalista a ultranza, parece preferirse la denominación de “castellano” o “lengua castellana” para evitar la referencia a España.
      En el habla coloquial, nos dice el Doctor Moreno de Alba, “no es raro oír expresiones como ‘en México se habla muy buen castellano’ o ‘el castellano debe enseñarse en las escuelas’. En nuestra Constitución Política no se hace referencia a la lengua oficial, tal vez porque esto, por obvio, no resulta necesario. En España, por el contrario, hace poco, en 1978, los constituyentes dejaron establecido, en el artículo tercero de la Constitución española, que el ‘castellano es la lengua oficial del Estado’. El que tan importante documento determinara que la lengua que hablamos en más de 20 países, incluido el que se denomina España, se llame castellano y no español produjo y sigue produciendo enconadas discusiones.
      De lo que no puede caber duda es de que, en sus principios, la lengua que hoy hablamos tantos millones de seres humanos no fue sino castellano pues, aunque se considera caprichosamente como fecha de ‘nacimiento’ de nuestra lengua el año 978, cuando monjes del Monasterio de San Millán de la Cogolla anotaron, en los márgenes de algunas vidas de santos y sermones agustinos, las ‘traducciones’ de ciertas voces y giros latinos a la lengua vulgar, que no era otra cosa que el dialecto navarro-aragonés, lo cierto es que el castellano, nacido como dialecto histórico del latín en las montañas cantábricas del norte de Burgos, en el Condado de Fernán González, lo absorbió a partir del siglo XI, igual que al leonés, y respetó sólo al catalán y al gallego. Andando el tiempo, con la alianza de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, el castellano dejará en forma definitiva de ser lengua regional y pasará a constituirse en lengua verdaderamente nacional. Será a partir de entonces cuando con toda justicia le convenga el apelativo de lengua española, lengua de España. En 1535 escribe Juan de Valdés: ‘La lengua castellana se habla no solamente por toda Castilla, pero en el reino de Aragón, el de Murcia con toda el Andaluzía y en Galizia, Asturias y Navarra; y esto aún hasta entre gente vulgar, porque entre la gente noble tanto bien se habla en todo el resto de Spaña’. Esta afirmación de Valdés lleva a Rafael Lapesa, uno de los mejores historiadores de la lengua española, a escribir: ‘El castellano se había convertido en idioma nacional. Y el nombre de lengua española, empleado alguna vez en la Edad Media con antonomasia demasiado exclusivista entonces, tiene desde el siglo XVI absoluta justificación y se sobrepone al de la lengua castellana’.
     Así que, a partir de entonces, el castellano pasa a ser español y no dejará de serlo, aunque cosa contraria diga la Constitución española. Es definitivamente más importante la tradición secular que la conveniencia política. Quizá pretendieron salvaguardar el discutible derecho que otras lenguas, como el catalán y el vasco, tienen de ser llamadas ‘españolas’, como deja verse en la segunda parte del artículo citado: ‘Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos’. En otras palabras, el catalán es, según esto, tan español como el español (como el castellano, según la Constitución española)”.
     El Doctor afirma que está “plenamente convencido, como muchos otros, de que la lengua que hablamos debe llamarse española porque, a las razones históricas que aduje, habría que agregar otras muchas, como las que menciona Juan Lope Blanch, en un artículo sobre este mismo tema: las instituciones culturales españolas no se refieren al castellano sino al español (‘de la lengua española es la Gramática y es el Diccionario de la Real Academia Española’); la gran mayoría de nuestros gramáticos modernos la han denominado española; en otras lenguas, así se le denomina (espagnole, spagnuola, Spanish, Spanisch); el castellano, lingüísticamente hablando, hoy es sólo un dialecto de la lengua española; es decir, el español que se habla en Castilla”.
      La conclusión del Doctor Moreno de Alba es definitiva y da clara respuesta a la pregunta que dio origen a esta disertación: “independientemente de que en España razones políticas llevaron a la equivocada decisión de cambiar el nombre de nuestra lengua, en Hispanoamérica, que no fue consultada para ello, no hay razón alguna para dejar de denominarla española, como en efecto es desde el siglo XVI la lengua que nos une”.

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http://www.elmundodesdecolima.mx/index.php/editorial/dalai-el-laden/item/16482-vereda-anonima

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