Qué belleza de letra, de voz, ¡de sentimiento! No como las "canciones"
de hoy, en las que, además de hacer un mal uso de nuestro idioma
español, mencionan (¡y hasta describen con todos los detalles!) puras
vulgaridades. Lo más lamentable de todo esto es que los niños, sin
entender su significado, las cantan y las bailan, principalmente gracias
a sus "románticos" padres que hasta se las colocan en sus cumpleaños
"infantiles".
Llámenme cursi, pero yo sí creo en el romanticismo, es decir, en la verdadera poesía que, en definitiva, sólo puede nacer gracias al verdadero amor.
Llámenme cursi, pero yo sí creo en el romanticismo, es decir, en la verdadera poesía que, en definitiva, sólo puede nacer gracias al verdadero amor.
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