domingo, 6 de septiembre de 2020

Feliz cumpleaños, Ali

Siempre que escucho el “Huapango”, si estoy sola, lloro desde el minuto 4, 56 segundos hasta el 6’15’’, y seco mis lágrimas hasta el 6’38’’. Algo me pasa con esta obra de José Pablo Moncayo: sin importar el ánimo que tenga antes del 4’56’’, inicia este tiempo y vuelve la misma escena. Para mi asombro, hace cuatro días, estando con Ali –mi sobrinito mayor (mañana cumplirá siete años)–, por primera vez le puse esta composición del maestro mexicano, y cuando llegó el 4’56’’, aún me sorprendo, sucedió lo inesperado. Nunca, al oírlo acompañada, me había pasado, pensé. Mira, Ali, le dije, señalando mis ojos –que debían aliviarse para seguir manejando– con mi dedo índice derecho. Tímido, no ocultó su sonrisa –quizás inconscientemente imitando el intento de la mía–, sin dejar de observar el paisaje cubierto de palomas, de sus animales favoritos.

“Quise decir algo, pero tenía la boca tan llena de lenguas que no pude articular una sola palabra” (Herta Müller, en su relato “En tierras bajas”, de su libro homónimo, página 85). 

     Esa tarde, también por primera vez, le presenté “El Trenecito (Bachiana brasileira Nº. 2)”, de Heitor Villa-Lobos, mientras íbamos imaginando nuestro futuro primer viaje –juntos– en tren. Desde ese día, al verme, me pide que se la ponga. Admiro su sensibilidad, que aprovecho para recrearle cómo sería escucharla en vivo, en un teatro, describiéndole la orquesta; su mirada descuida el paisaje, se concentra en mis labios. De pronto no tengo ni una sola palabra, retorna la voz de Herta Müller, y ahora es la sensibilidad de ella la que aprovecho para retomar el aliento en un año tan complejo.

“Mi corazón palpita de alegría (…) También hay miedo en la alegría. Mi corazón palpita de miedo en la alegría, de miedo de no poder seguir alegrándome, de miedo de que el miedo y la alegría sean la misma cosa” (página 95).

     Ali querido, feliz cumpleaños. Espero que cuando seas mayor y leas esto hayamos viajado mucho, asistido a incontables conciertos y, sobre todo, que el uso de la mascarilla y el estar lavándonos las manos sea parte del pasado. Que la vida nos permita seguir celebrando tu existencia. Te amo con todo mi corazón.

Ghaza, El Valle del Bekaa (Líbano), 5 de septiembre de 2020.


En tu heladería favorita, en la Isla de Margarita.




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